Largas horas pasé contemplándolo. Noches de viento
y de frío son las que más recuerdo. Fue durante 1977 en que yo cumplía con el
Servicio Militar Obligatorio. Conté con un mirador privilegiado desde el puesto de
guardia del Edificio Libertador, frente
a la plaza.
Delante de mis ojos estaba, el majestuoso monumento
a Cristóbal Colón, hoy brutalmente herido. Nunca me hubiera imaginado lo que le iba a ocurrir.
¡Qué locura! ¡Cuánto desprecio por el arte! ¡Cuánto
revanchismo! ¡Cuánta mentira!
Me parece terrible e indignante, ver que la
monumental obra donada por los
inmigrantes italianos para homenajear a la Argentina en su centenario, no
tenga ningún valor para la presidente y sus funcionarios.
A la señora, parece que le bastó con el comentario
del ahora difunto gobernante venezolano, para mandar destrozar la magnífica
obra.
A la señora, no le importó que la misma fuera realizada gracias al esfuerzo y el
aporte de miles de inmigrantes:
obreros, empleados, pequeños comerciantes y empresarios, que por iniciativa
de Antonio Devoto, juntaron peso a peso durante más de una década.
A la señora, tampoco le importó valorar las
reliquias que cobijaba su cripta, ni los 26 metros de altura y las más de 600
toneladas de peso de todo el conjunto, ni el mármol de Carrara que
magistralmente esculpió el italiano Arnaldo Zocchi.
A la señora, tampoco le pareció importante que el
monumento fuera inaugurado por el presidente Dr. Hipólito Yrigoyen, en una fría
y multitudinaria mañana del 15 de Junio de 1921.
A la señora, tampoco le importó que el día de su
inauguración, fuera declarado feriado nacional por el gobierno Radical, debido
al gran apoyo popular que tuvo la iniciativa.
A la señora, tampoco le pareció importante respetar
la Ley Nacional N° 5105, ni la ley N° 2862/2008 de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
A la señora, también parece no importarle los miles
de reclamos ciudadanos, que se le han hecho llegar a la casa de gobierno y a
otros funcionarios por distintos medios.
A la señora, tampoco le interesó escuchar a un pequeño grupo de la colectividad italiana, en su mayoría jubilados, que pacíficamente se manifestaron dando la vuelta a la casa Rosada. Su respuesta fue enviar al Cuerpo Guardia de Infantería de la Policía Federal (ver video).
A la señora, tampoco le interesó escuchar a un pequeño grupo de la colectividad italiana, en su mayoría jubilados, que pacíficamente se manifestaron dando la vuelta a la casa Rosada. Su respuesta fue enviar al Cuerpo Guardia de Infantería de la Policía Federal (ver video).
LA REPÚBLICA PERDIDA
Más allá de todas las opiniones sobre esta locura, de
la figura de Colón, de no respetar la voluntad de los inmigrantes que lo
hicieron, de destruir una obra de arte de la Ciudad, de seguir mirando para
atrás buscando dividir aún más a nuestro pueblo, de los millones de pesos que
están gastando (y que van a seguir gastando), que tampoco informan; acá ha
pasado algo muy grave, para los que pretendemos seguir sintiéndonos ciudadanos
de una República.
La ley Nacional N°5105 del año 1907, es la que acepta la donación de la colectividad italiana
para emplazar el monumento a Colón, en la Plaza que lleva su nombre desde
1894.
Tampoco el gobierno nacional puede cerrarla permanentemente,
como lo viene haciendo desde hace años, prohibiendo el acceso al público.
La ley de la Ciudad N° 2862/2008 deja perfectamente aclarado que ese espacio sigue siendo la Plaza Colón y que solamente el gobierno nacional podrá cerrarla cuando se realicé algún acto oficial del P.E.N., comunicándolo al Gobierno de la Ciudad, con 48 hs. de anticipación.
La ley de la Ciudad N° 2862/2008 deja perfectamente aclarado que ese espacio sigue siendo la Plaza Colón y que solamente el gobierno nacional podrá cerrarla cuando se realicé algún acto oficial del P.E.N., comunicándolo al Gobierno de la Ciudad, con 48 hs. de anticipación.
La escasa difusión sobre este tema, él increíble mutismo de las
asociaciones representativas de la colectividad española, (que como integrante de la misma me llena de
tristeza); sumado a la pasividad que caracteriza a buena parte
de nuestra población, me trajo a la memoria lo magistralmente expresado por
Bertolt Brecht: «Primero se llevaron a
los judíos, pero como yo no era judío, no me importó. Después se
llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me
importó. Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero,
tampoco me importó. Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como
yo no era intelectual, tampoco me importó. Después siguieron con los
curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.»
¡¿Qué esperamos para cambiar?!
Carlos A. IALORENZI ARAUJO
Periodista